sábado, 26 de noviembre de 2016

PRELUDIO DE UNA PASIÓN SECRETA... (Fragmento)


(...)

—Mírame —musitó Olan con voz suave, poniendo un dedo bajo la barbilla de ella—. Estoy aquí, mujer… Contigo. 
Ammie sonrió y sus hermosos ojos color cian resplandecieron bajo la luz del fuego tratando de decir lo que sus labios no podían.
 —Estoy aquí y no pienso volver a irme… —continuó y las férreas garras del lobo estrecharon el lazo alrededor de la cintura de ella para hacer que el espacio entre sus cuerpos desapareciera.
De nuevo, Ammie percibió su delicioso aliento a miel y el embriagador aroma almizclado que desprendía su piel mezclado con el calor de sus cuerpos. Una combinación que le colapsó los sentidos y la abandonó entre los brazos de aquel hombre.
Estaba a su merced.
Cazada y entre las fauces del lobo. Sin embargo, aun cuando hubiera tenido la opción de huir; no lo hubiera hecho. Prefería estar allí, sumergida en aquel mar, entre sus brazos y con el vaivén de los latidos golpeándole las palmas como olas.
—Quédate… —susurró él, dejando caer la mano a lo largo de la espalda de ella. Un extenso recorrido que hizo que las piernas de Ammie flaquearan, y la cordura se desvaneciera con aquella caricia. Se llevó consigo la desconfianza para dejar gratificantes escalofríos en su lugar.
Ammie estaba temblando, y no hacía frío. 
¿Cómo lo hacía?, se preguntó cuando la mano de Olan le acarició la mejilla y sus rostros se quedaron a una escasa distancia el uno del otro. ¿Cómo…?
Sus alientos se entrelazaron e, instintivamente, Ammie cerró los ojos y entreabrió los labios para dejarse morder. Para que Olan tomara con libertad su boca y la calidez de aquellos labios la despojaran de los prejuicios. 
Y así lo hizo; sus besos la desnudaron. Eran cálidos, húmedos y se deslizaron entre sus alientos como los secretos: en silencio y con un pernicioso juego entre manos. La  lengua de Olan atrapó la suya con premura y exploró cada centímetro de su boca entre beso y beso, sediento del calor de aquel genuino contacto.
Hambriento de ella.
Sin embargo, un instante después, lo perdió y entreabrió los párpados de un suspiro al tiempo que una apacible sonrisa se dibujaba en el rostro de Olan. Un cautivador gesto que le rebotó en el corazón mientras entrelazaba las manos alrededor de su cuello y lo instaba a perder el control sobre aquellas sensaciones que apenas pendían de un hilo.
—Mía…—susurró él, entre mordisco y beso, y ella flaqueó.
Olan sintió cómo Ammie se estremecía entre sus brazos y la sostuvo con más fuerza, sin dejar de besarla, en un fútil intento de convertirse en uno. De fundirse en ella mientras aquellos sedientos besos se tornaban cada vez más exigentes y abrasadores, y aquel contacto más sublime y arrebatador. 
Alzó su pequeño cuerpo por los muslos y ella entrelazó instintivamente las piernas alrededor de su cintura, dejando expuesta parte de su blanca y deliciosa piel. Necesitaba sentirla aún más cerca. 
Piel contra piel. Un contacto que les robo el aliento y, como si tratara de recupera el aire, Ammie dejó de besarlo.
¡Olan quiso gruñir!
Ambos se miraron extasiados por el ansia, sin embargo, Olan quiso maldecir al contemplar la desdeñable sombra de la duda nublando el enigmático color ámbar de los ojos Ammie. Sus labios estaban enrojecidos por la pasión de sus besos y su menudo cuerpo le palpitaba entre las palmas, aun así, estaba recapacitando.
Pero si quería escapar de él; aquel era el momento, pensó.
Un solo roce más, y estaría perdida.
La devoraría…

(...)



(Fragmento Capitulo 6  "El corazón del lobo negro")
Autora:
A.V.CARDENET 
  
 
 



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martes, 22 de noviembre de 2016

UN MINUTO MÁS... * A.V.CARDENET *

Recuerdo el momento exacto que planté cara a mi peor enemigo.
El  instante en el que todo cambió y decidí darme la oportunidad de luchar sin dejar que la turbación ganara el pulso.

Pero, ¿qué es el miedo? me pregunté.

Solo un minuto...

El coraje es el miedo sostenido en el cielo de nuestro pecho durante un minuto más.

Solo uno y todo cambia y el pesar se esfuma.

Sin duda era un salto libre desde los pies del abismo ya que desconocía todas y cada una de las estrategias de aquella batalla.

¿Pero quién las conoce?

No podemos esperar que el amor elija el camino fácil. A él le gustan los atajos y las temeridades. Andar a oscuras y descalzo con el acecho de las sombras bajo los pies.

Busca la noche como los lobos buscan la luna. Hambriento de la pasión que subyace de las estrellas cuando se reflejan en los ojos de los amantes. Libres y exhaustos tras confesar al cielo nocturno beso a beso que el amor no es una condición.

Sino un estado.

Pura ingravidez que sube desde el estomago y te deja tocar el cielo con las puntas de los dedos. Un estado que no permite censuras ni prohibiciones y es capaz de revivir los colores que la tristeza apaga.

Mariposas, dicen...

¿Qué no haríamos por sentirlo aunque solo fuese por un minuto?

El mundo se queda pequeño para nuestros pasos. El mar se vacía, las montañas desaparecen y la arena del desierto se desvanece con tal de llegar hasta él. 

Adiós a las fronteras.

Aun cuando alcanzar el horizonte provoque heridas irreparables, cada cicatriz habrá sido un regalo si sostengo el miedo un minuto más...

Y tras la valentía de ser fiel a mi mismo encuentro tu sonrisa.

Tus besos.

Tu corazón...



A.V.Cardenet 

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Dedicado a todos los valientes que plantaron cara al miedo y tocaron el cielo con las puntas de los dedos tras conseguir sus sueños.

Gracias por estar ahí y leerme <3
Mil besos.




"Cada día menos perfecta, más humana, más feliz"