Cuando la luna alcanzó su zénit el campo de batalla y la extensa barricada estaban iluminados con grandes y ardientes antorchas que proyectaban una tenebrosa luz rojiza.
Todo estaba preparado para la matanza y tanto ellos, como los dioses permanecían expectantes y listos para percibir la macabra esencia de la guerra.
La batalla sería gloriosa.
Todo se mantuvo en silencio hasta que el suelo bajos sus pies comenzó a temblar. A través del espeso bosque se filtraba el estruendoso ruido del trote de caballos mientras cientos de pasos hacían vibrar la tierra.
Todos sus hombres formaban hombro contra hombro a su alrededor, con sus armas y escudos fijamente sujetos. En los ojos de todos los presentes ya ardía la furia de los hombres del Norte.
(...)
-Mini Fragmento: capitulo 16-
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A.V.CARDENET
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