Con la
respiración entrecortada y el dolor allanando todas las fibras de mi piel, dejé
caer el único resguardo que me cubría de la tempestad.
Necesitaba
respirar ya que el aire se negaba a permanecer en mis pulmones por miedo a
congelarse en el interior.
La lluvia
comenzó a bañar mi rostro, mitigando el punzante dolor de mi pecho que clamaba
encolerizado por la afrenta. Él había doblegado mi alma postrando mi raciocinio
y fustigando mi corazón.
Un corazón de
vidrio convertido en cientos de cristales bajo el peso de la caída, que ahora centelleaban bajo mis pies ante la pérdida.
Llegado ese
punto nada podía ser más doloroso y cerré los ojos tratando de evitar la
amenazadora presencia del llanto. Pero mis lágrimas desoyeron las suplicas
liberándose sobre mis mejillas provocando que mi pecho ardiera de rabia.
Grité al cielo
odiando cada instante de mis recuerdos con él, mientras mis manos vacías temblaban
por la apremiante necesidad de volver a tenerlo.
Mientas mis
labios, mis manos y mi alma ansiaban incoherentemente su cuerpo. Si bien el amor es locura, mi alma anhelaba
una mentira piadosa para poder lidiar con la fatal angustia.
Una bella
mentira que lo justificara, susurró mi corazón.
Extendí las
manos mientras las lastimeras gotas de la lluvia mezcladas con mis lágrimas
atenuaban la insondable necesidad de amparo.
Y viendo el agua caer sobre las
palmas, tomé la mejor decisión:
Sus manos no volverían a tocarme.
Sus brazos no volverían a arroparme.
Y sus besos, puertas de la lujuria, jamás
allanarían mis labios otra vez.
Con cada lágrima
derramada comprendí que la penitencia seria menor, renegando de su presencia y
escondiendo mi corazón.... Salvaguardándolo con la esperanza de volver a
recuperarlo tras los golpes:
Con más cicatrices y con menos dolor.
Paladeé el sabor salado de mis propias lágrimas tratando
de recuperar el aliento perdido, mientras los latidos de mi pecho se
ralentizaban en una dilación que se tornó eterna.
Y exhalé un
último suspiro al percibir el segundo exacto en el que mi corazón se detuvo.
Y decidió dejar de palpitar...
(Fragmento registrado: "LA ROSA DE LOS VIENTOS") -Lanzamiento: Abril 2015-
Autora: A.V.Cardenet
Autora de: "EL CORAZÓN DEL LOBO NEGRO" (Clic)
Con amor para todos aquellos que
sufrieron en sus carnes el punzante dolor de un desengaño, y con el
transcurso del tiempo volvieron a sentir los gratificantes latidos de su
corazón.
Gracias por leerme y apoyarme.
Soy una mujer con suerte por teneros :)
Besos enormes.
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