(...)
El sargento
sonrió y dio un paso al frente acortando la escasa distancia que los separaba.
Su cercanía contraía el aire a su alrededor, impidiéndo que pudiera respirar. Desprendía
bocanadas de calor que irradiaban bajo su piel, calcinando su determinación...
Las manos del sargento
se entrelazaron con las suyas en un acto consiente y premeditado. Su contacto
era similar a las fluctuaciones del aire. La electricidad pasaba entre sus
dedos acariciándole las palmas hasta ensamblar su piel a la de ella.
Algo desconocido los unía de algún modo...
Parecía disfrutar
de su cercanía y, por alguna razón, ella sentía lo mismo. Su corazón palpitaba
con fuerza bajo su pecho y sus manos temblaban ante el contacto de aquella cálida y
áspera piel. Las suaves descargas fluían de sus dedos a los de ella, haciéndole
cosquillas en las yemas.
Y no era la
única que lo percibía.
Alzó la mirada y
de nuevo los ojos del sargento la contemplaban.
En su mirada fluía el amor a partes iguales con el dolor. Y la ternura y
el afecto que desprendían le arrebataron un suspiro.
Nunca nadie la
había mirado de aquella forma y, por unos segundos, se sumergió en las tibias aguas
de un mar en plena tempestad.
“Este sentimiento va más allá de un recuerdo, mucho más lejos que el fin del mundo y mil pasos por delante de una posible extinción"
La frase rebotó en su mente junto a los recuerdos.
En aquellos posición
el rostro del sargento se quedaba a la altura de su pecho mientras sus penetrantes
ojos marinos la atravesaban, tratando de decir lo que su dueño no
confesaba. Su cercanía era embriagadora
y su escrutinio, más a allá de poder ofender, la tentaba.
Desvió la mirada, tratando de recobrar el control de su propio cuerpo, pero la devastación era
palpable...
¿Quién era...?, le preguntó
silenciosamente su corazón.
Cerró los ojos
de forma inconsciente cuando la mano del sargento delineó sus labios. Era incapaz de
tomar las riendas de sus pensamientos e hilar una simple razón para apartarse
de él.
Su cuerpo reaccionaba ante aquel contacto como si fueran brasas y su aliento el aire que las avivaba con un soplo de aire fresco. Un fuego incapaz de apagar mientras la mirara, mientras... la tocara.
Su cuerpo reaccionaba ante aquel contacto como si fueran brasas y su aliento el aire que las avivaba con un soplo de aire fresco. Un fuego incapaz de apagar mientras la mirara, mientras... la tocara.
Lo miró de
soslayo y, al ver la profundidad de su mirada, su mano tembló.
El labio del sargento
se curvó en una sutil sonrisa.
—Tiemblas…
(...)
(Fragmento capítulo 10 de la novela "LA ESENCIA" próximo lanzamiento.
Autora: A.V.CARDENET
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GRACIAS A TODOS LOS QUE ESTAIS AL OTRO LADO Y ME ANIMAIS A SEGUIR ESCRIBIENDO. UN ABRAZO ENORME CON MUCHO CARIÑO. A.V.CARDENET ( +Angie World ) |
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